Beatriz Corral | NorteDigital
La mala alimentación que ha ocasionado cuadros de desnutrición en el 40 por ciento de los niños de la primaria Constitución Mexicana, son consecuencia de la falta de empleo y la situación de pobreza que enfrentan miles de familias en aquella zona.
A través de juntas escolares, los padres de familia han manifestado a los directivos la necesidad de ayuda por la crisis económica que guardan lo que les impide cubrir las necesidades básicas de alimentación en sus hijos y el pago total de las cuotas de inscripción, las cuales no se han podido cubrir en su totalidad.
El panorama desalentador, en opinión de Lorena Gordillo Maldonado, directora de la institución académica se incrementa con los problemas sociales relacionados con el desempleo, la delincuencia juvenil e inseguridad que se suman a las carencias de infraestructura urbana, programas de salud y servicios públicos que prevalecen en los alrededores.
“Puedo decir que poco más de 300 padres de familia están desempleados y los que trabajan lo hacen en lugares donde el salario es bajo y les alcanza para medio vivir, mientras que otros lo hacen de manera eventual o con la venta de ropa usada”, informó tras referir que la necesidad en ese sector es mucha y a pesar de eso se encuentra en el olvido y el abandono gubernamental.
“Nosotros estamos por concluir el ciclo escolar y todavía hay cerca de 70 padres que no han pagado la inscripción de 350 pesos, porque no tienen para hacerlo y están en el dilema de si les dan comida o estudio”, dijo.
Uno de los casos que refleja la problemática social, es el de la familia Ramírez Gómez, quien desde hace tres meses vive las carencias ocasionadas por la pérdida del jefe de familia, quien murió en un accidente automovilístico, por salvarle la vida a sus siete hijos.
“Tengo dos niños que están en la escuela, uno en tercer grado y una niña en quinto, mi esposo murió al ser arrollado por una mujer que manejaba en estado de ebriedad después de que se impacto en el puesto de hamburguesas que ponemos para sacar algo de dinero”, relató entre lágrimas Emerensiana Ramírez.
Ella vive en la calle Huapoca 1583 de la colonia Águilas de Zaragoza en el nororiente de la ciudad, su situación económica cada día es más difícil, sin embargo, lucha para que sus hijos continúen con sus estudios tal y como quería su padre.
Afirma que la pérdida ha sido irreparable para ellos “uno no está preparado para esas cosas, él era mi apoyo y aunque no teníamos dinero nos coordinábamos para sacar adelante la casa, ahora tengo que hacerlo yo sola y es complicado, más aún cuando tengo una hija de 16 años embarazada de un joven de 18 años que tuvo que dejar sus estudios por atender su responsabilidad como padre”.
‘Merry’, como le dicen en su cuadra, reconoce la responsabilidad que tiene con sus hijos a los cuales les da de comer sopa, arroz, huevo y pollo cuando alcanza, pues la carne hace mucho que no la prueban.
Sostiene que la muerte de su esposo dejó secuelas en el estado emocional de sus hijos, ya que algunos de ellos retrataron el momento del accidente y poco a poco lo han sacado.
“Uno de ellos es mi hijo Kevin, que cursa el tercer año en la primaria Constitución Mexicana y apenas el día de ayer me enseñó dos dibujos que hizo, en uno de ellos pinta a su familia en forma de árboles y nubes, pero en el otro dibujó la muerte de su papá, eso para mí ha sido doloroso porque me doy cuenta que lo extrañan y que por más que quieran no pueden cambiar las cosas”, mencionó tras afirmar que desea apoyo psicológico para sus hijos.
La mujer, de tan sólo 37 años de edad, manifestó que las condiciones de pobreza que enfrenta cada día aumentan, debido a que el puesto de comida (del cual se mantiene) genera recursos de 150 pesos diarios.
“En esos casos es cuando me veo en la necesidad de surtir la mercancía que necesito o darles de comer y si les doy de lo que vendo se me va la poca ganancia que obtengo, es difícil”, refirió.
Su hijo mayor, de 18 años, el próximo 3 de julio se graduará de preparatoria y pese a que desea continuar sus estudios universitarios él sabe que la situación económica en su familia es difícil, por lo que tendrá que ponerse a trabajar.
Las condiciones de pobreza son visibles desde el exterior de la vivienda, la cual tiene en el exterior un moño color negro en señal del luto que lleva la familia.