CUANDO ROSE JUGÓ EN PUEBLA

5 octubre, 2024

J.L. HERMIDA USCANGA/Foto cortesía Manuel Cano

Hablar de Pete Rose es recordar el momento memorable cuando el líder de imparables de todos los tiempos en Ligas Mayores, con apenas 309 de los 4,256 incogibles que conectó en su carrera de 24 temporadas, se presentó en Puebla con los Rojos de Cincinnati en una serie de exhibición de tres juegos, entre el 5 y 7 de marzo de 1965, donde enfrentaron dos veces a los Pericos de Puebla y una vez a los Diablos Rojos del México que llegaban como campeones.
La batalla se escenificó en el Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza, cuando los subcampeones de la Liga Nacional realizaron una gira por nuestro país para enfrentar a Diablos y Pericos, que así cerraban su preparación para el inicio de una nueva campaña.
Los Pericos, subcampeones de la Liga Mexicana mantenían todavía en sus filas a los Camacho de la Destrucción, Ronnie y Moi, Jorge Fitch, Oscar Rodríguez, Daniel Morejón, Lupe Cansino, “Jiquí”, Moreno, Miguel Sotelo, Mauro Ruiz, Andrés Ayón, entre muchos más, y a su manager el legendario Tony Castaño.
De acuerdo al roster, con los Rojos jugaban en ese tiempo Pete Rose, Tony Pérez y Frank Robinson, Vada Pinson, entre muchos más, que se convirtieron en figuras legendarias en la organización.
El primer choque fue contra Pericos, donde los Rojos salieron airosos 4-2, mientras al día siguiente se desquitaron venciendo a los Diablos.
El domingo culminó la serie con el duelo ante Pericos, donde los poblanos con serpentina combinada del puertorriqueño Luis “Titi” Arroyo y el zurdo Alfredo Mariscal pintaron de blanco a los Rojos 5-0.
Arroyo colgó cinco argollas y Mariscal cuatro, según recuerda en su libro “Entre el Zaragoza y el Serdán”, el buen amigo José Manuel Cano, un aficionadazo al Rey de los Deportes.
“Rose corría las bases como un ratero de mercado, y era pimentoso a morir”, recuerda Cano que se lamenta no haber reunido el dinero para adquirir su boleto, aunque sea de sol y estar presente en el partido, que disfrutó a través del televisor.

En el primer duelo contra Pericos, Rose bateó de 3-2 con una carrera anotada.
El manager de los Rojos era Dick Sisler, pero en su gira por Puebla, el equipo fue dirigido por el cubano Regino Otero.
“Desde ahí, Rose ya era una estrella, por su arrojo para jugar al beisbol. Dejaba la vida en el terreno, pero nadie imaginaba que teníamos presente al hombre que se convertiría en el líder de hits de todos los tiempos en Grandes Ligas.
“Una auténtica figura”, recuerda Cano.
Rose se apareció en el Zaragoza con su legendario número 14 en los dorsales, ya retirado por los Rojos, y mismo que utilizó durante toda su carrera, tanto con Cincinnati, Filis, Expos y los mismos Rojos donde cumplió sus últimas campañas y a los que dirigió después de su retiro como pelotero activo en 1986.
Rose falleció el 30 de septiembre de este 2024, a los 83 años de edad, dejando recuerdos imborrables de su calidad como pelotero, su entrega dentro del terreno, y un estilo peculiar para pararse a batear -a las dos manos- y a la hora de correr por los senderos.
También para los aficionados poblanos de la vieja guardia un recuerdo perenne de su presencia en el estadio Ignacio Zaragoza en aquellos tres juegos de 1965, donde nadie, nadie siquiera, ni los más conocedores de aquellos tiempos, imaginaba que ese talentoso pelotero que días después cumpliría 24 años, acabaría dos décadas más tarde (1985) con la marca de hits que había establecido el legendario Ty Cobb años atrás, y se convertiría en el líder de imparables de todos los tiempos en la mejor pelota del mundo.
Sí, le gustaban las apuestas, y violó las reglas de Grandes Ligas, pero su grandeza para jugar y batear, nadie se la puede quitar.

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