En el campo verde y vasto,
donde el sol brilla radiante,
el béisbol se juega con pasión,
una danza llena de elegancia.
El del lanzador con destreza lanza,
la bola vuela con gran precisión,
el bateador con fuerza avanza,
buscando la gloria en cada acción.
La pelota cruza el aire,
como un suspiro fugaz,
los jugadores corren sin cesar,
buscando el anhelado lugar.
El público aplaude y anima,
un coro de voces emocionadas,
cada jugada un poema en sí,
el béisbol, una historia encantada.
En el diamante se forjan héroes,
con cada jugada, cada swing,
el béisbol, un arte que inspira,
una pasión que nunca tiene fin.
Así es el béisbol, un juego divino,
donde el tiempo se detiene,
y en cada partido, se escribe,
una historia que siempre entretiene.
Ivan Duran
LUIS PEDRO MORAN MORAGA
Originario de Hermosillo, Sonora, comenzó a jugar a los 12 años, a los 15 estuvo en la liga instruccional Noroeste y...




