CON LA ADQUISICIÓN DE JOSÉ QUINTANA, LOS CACHORROS AÚN PIENSAN EN OCTUBRE.

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14 julio, 2017

CHICAGO – Nunca digan que los equipos de Grandes Ligas no son extremadamente competitivos.

Algunas veces, incluso ganar la Serie Mundial no es suficiente para satisfacer el apetito.

Los Cachorros han mantenido ese sentido de urgencia después de ganarle el Juego 7 de la Serie Mundial a los Indios y lo demostraron a lo grande cuando mandaron la mañana del jueves a sus dos mejores prospectos, un bateador y un pitcher, a los White Sox a cambio del zurdo colombiano José Quintana. Les fascina que el lanzador suramericano de 28 años de edad esté bajo control del equipo hasta el 2020, pero este cambio se hizo pensando tanto en el presente como en el futuro.

¿Han revisado la tabla de posiciones últimamente?

Los Cachorros, que se veían a ellos mismos como un equipo que iba a decir presente en la postemporada por muchos años seguidos, tienen récord de 43-45 y están a 5.5 juegos de los Cerveceros en la División Central de la Liga Americana. En el Comodín, se encuentran a 7.5 juegos del segundo lugar que ocupan los Rockies.

Si bien los Cachorros y los White Sox habían hablado sobre Quintana desde diciembre pasado, si es que no desde antes, fue hace poco que Theo Epstein tragó grueso y decidió que el colombiano valía el inmenso precio que estaban pidiendo sus vecinos.

El gerente general de los White Sox, Rick Hahn, había dejado claro que el cambio tendría que incluir tanto al cañonero dominicano Eloy Jiménez como a Dylan Cease, un derecho de 21 años que actualmente está dominando a la Midwest League con una recta que toca las 100 millas por hora. Los Cachorros, por su parte, concluyeron que el sacrificio a largo plazo era mejor que el dolor de perderse esta postemporada.

Más allá de quizás el cambio entre los dominicanos Sammy Sosa y George Bell en 1992, esta es la transacción más grande que han hecho los dos clubes de Chicago. Fue un paquete 4×1 (incluido los menos cotizados peloteros de ligas menores Brant Flete y Matt Rose) que habla muy fuerte de la alta demanda que hay por abridores bajo control contractual. Y quizás también del temor de Epstein porque Quintana hubiese terminado en Milwaukee.

Hann pasó todo el receso del Juego de Estrellas recibiendo llamadas de varios equipos para hablar de Quintana, incluyendo algunos como los Bravos que no están en carrera por octubre. Hahn no quiso revelar los otros interesados, pero seguramente entre ellos estaban Astros, Yankees y Cerveceros.

“Fue muy fuerte”, dijo Hahn sobre el interés que había en Quintana, que este año tiene récord de 4-8 y una efectividad de 4.49 que era más alta hasta que recientemente tiró 19 innings seguidos sin permitir carrera. “Tuvimos varias conversaciones mientras se estaban revisando los informes médicos ayer. Los equipos nos seguían llamando a pesar de que les habíamos dicho que ya estábamos bastante avanzados (en el cambio con los Cachorros) y que ya había intercambiado reportes médicos. Querían que los incluyésemos si el cambio al final se caía”.

Pero nadie estaba tan interesado en hacer un cambio como los Cachorros.

“El nivel de agresividad y la disposición a desprenderse de talento de primera como el de Jiménez y Cease”, dijo Hahn. “Se merecen mucho crédito. Obviamente todos sabemos que están en medio de su periodo para pelear por campeonatos. Y están aprovechando esa oportunidad para tratar de sacar el mayor provecho posible”.

Los Cachorros no han hecho las cosas como se esperaba este año, una de las razones por la que el cerrador Wade Davis fue el único pelotero que acompañó al manager Joe Maddon al Juego de Estrellas. Sumar a Quintana no va a curar todos sus males, pero sin duda los ayudará a cubrir su mayor carencia, tanto a corto como a largo plazo.

La rotación de los Cachorros, que fue el soporte del equipo durante el 2016 (81-39, 2.96 de efectividad) es ahora 8va en la Liga Nacional con 4.66. Jon Lester ha sido el abridor más consistente y el domingo los Piratas lo noquearon en el primer inning.

Esta temporada no se ha visto al mejor Quintana, que comenzó lento tras lanzar magistralmente para Colombia en el Clásico Mundial de Béisbol. Hahn dijo que Quintana le había dicho que había dejado que los rumores de cambio le afectasen, pero en todo caso últimamente se ha visto más consistente. En sus cinco aperturas más recientes tiene 2-0 con 2.43 de efectividad.

Ahora trabajará junto a Lester y a Jake Arrieta en una rotación que pronto debería recibir de la lista de lesionados a Kyle Hendricks y John Lackey. Y pueden anotar que estará junto a Lester y Hendricks para el 2018 y más allá, dado que su contrato está garantizado para 2018 con opciones del equipo para 2019 y 2020.

No se trata de un detalle menor considerando que tanto Arrieta como Lackey podrían partir vía agencia libre tras esta temporada, sin que tengan reemplazos evidentes. Eddie Butler(4-3, 3.86 de efectividad en 11 aperturas), se ha visto dominante por ratos, pero Mike Montgomery no ha lucido tan bien este año después de ser el sexto abridor de los Cachorros a finales de la zafra pasada.

Pero no le presten demasiada atención al futuro. Este cambio dice claramente todo lo que desean los Cachorros volver a la Serie Mundial, o al menos a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional por tercer año corrido.

También habla de la fe que siguen teniendo en Kyle Schwarber, quien junto a Jason Heyward le estaba bloqueando el camino de Jiménez hacia las Mayores. Al igual que el campocorto Gleyber Torres, a quien los Cachorros cambiaron a los Yankees por el cubano Aroldis Chapman en julio pasado, Jiménez es un cotizado prospecto que batea y defiende bien, el tipo de peloteros que le fascina a Epstein. Su desarrollo se vio entorpecido por una lesión en el hombro durante los entrenamientos primaverales, pero es probable que llegue a Doble-A con 20 años esta temporada y que pelee por un puesto en el equipo grande en el 2018.

Con la llegada de Quintana y una sólida segunda mitad de Schwarber, los Cachorros podrían ser un equipo distinto a este que tiene récord de 18-24 desde el 25 de mayo. Necesitan cerrar con marca de 47-27 para ganar 90 juegos.

Eso serían cinco victorias menos que la meta que siempre se pone Epstein, pero suficiente para ver qué pueden sacarle a Arrieta y Lester en la postemporada. Si alguien tenía dudas de la dirección de los Cachorros, ya no hay más dudas.

Hacia adelante y a toda velocidad.

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